Especies del mes
Marzo
Las especies elegidas para el mes de marzo son: la Víbora hocicuda (Vipera latastei) y la Sabina albar (Juniperus thurifera).

Sabina Albar

Comenzamos el mes de marzo hablando de una de las especies más destacadas por nuestras latitudes, la sabina albar (Juniperus thurifera)
Árbol siempreverde, con una altura que oscila entre 4-12 metros, de corteza agrietada y retorcida, tanto más cuanto más longevo es el ejemplar.
En torno a los meses de febrero-marzo comienza a florecer. Los pies macho van a generar ingentes cantidades de polen dispuesto a ser dispersado por el viento, para llegar a los pies hembra (es una especie dioica), donde aguardan los conos femeninos ya preparados para ser fecundados. Éstos últimos no madurarán hasta el otoño del año siguiente, dando lugar a un fruto esférico carnoso de color azul oscuro conocido como gálbulo o arcéstida, de no más de 1 cm de diámetro.
En España habita los altos páramos y mesetas de la península, principalmente en las provincias de Cuenca, Teruel, Soria y Guadalajara, encontrando en estas dos últimas el mayor sabinar de Europa. No obstante también aparece en otros puntos de la península como Burgos , Palencia, Zaragoza, Navarra, Madrid, Segovia, León, Valencia y Albacete.
El segundo término del nombre científico, el que define la especie (thurifera), significa "generadora de incienso" y ello es debido al intenso aroma que desprende su madera y partes verdes, manteniéndose patente incluso decenios después a haber sido cortada o trabajada.
Es muy apreciada en ebanistería por ser una madera de grano fino y tener una veta muy vistosa y el olor característico ya mencionado, aunque tiende a astillarse y rajar. En este punto debemos recordar que la sabina albar es una especie protegida de la que solamente se puede hacer un aprovechamiento regulado en algunos puntos.
Fotos de Sabina Albar

Víbora hocicuda

La víbora hocicuda (Vipera latastei), es una de las tres especies de víboras que habitan en la península. Los adultos miden entre 50 y 60 cm, de tonos principalmente grises (a veces pardos) con una línea longitudinal en “zig-zag” más oscura. Tiene la cabeza ensanchada, con la pupila del ojo vertical y el hocico prominente hacia arriba muy característico, siendo su cola muy corta.
Habita en gran variedad de ecosistemas mediterráneos, desde los húmedos a los semiáridos, prefiriendo las zonas pedregosas y cálidas con matorrales dispersos que permitan la insolación.
La época de celo se comprende de marzo a mayo, pudiendo verse gran actividad de los ejemplares en los primeros días más cálidos y soleados de marzo, después del duro invierno. Salen a calentarse al sol para después poder cazar y reponer fuerzas, buscando luego una pareja con la que reproducirse. Las hembras solo se suelen reproducir cada tres años, pariendo entre dos y catorce crías.
Se alimentan en gran medida de roedores, pero también de pequeñas aves y reptiles como las lagartijas. Son buenas depredadoras, contribuyendo con ello al complejo y maravilloso equilibrio que la naturaleza intenta tener en todos los ecosistemas.
Las víboras tienen dos colmillos inoculadores de veneno que utilizan para paralizar a sus presas, o en casos extremos, para defenderse de algún depredador que la intente capturar. Es por ello que algunas especies de culebras no venenosas han tomado un aspecto similar a lo largo de la evolución, evitando así a ciertos depredadores que han aprendido a temer a las víboras. Estas culebras son: la culebra viperina (Natrix maura) y las culebras lisas (Coronella girondica) y (Coronella austriaca). Se diferencian de las víboras entre otras cosas, por el color, ya que son principalmente pardas, muy rara vez grisáceas, con la pupila redonda y hocico redondeado. Estas culebras inofensivas son mucho más abundantes que las escasas víboras, por lo que los encuentros con los humanos son más numerosos.
La víbora hocicuda está catalogada como especie casi amenazada, ya que sus poblaciones están en clara regresión. La mayor causa de bajas debida a la acción humana, es por la ejecución que sufren algunos ejemplares que tiene la mala suerte de cruzarse con alguna persona, y que las matan debido a las malas leyendas que hay sobre las víboras. Hay que remarcar que el único peligro de mordedura hacia el hombre, es por el simple hecho de defenderse al intentar ser capturadas o simplemente por pisarlas o acercase demasiado a ellas sin querer.
NO HAY NINGUNA CULEBRA NI VIBORA QUE ATAQUE AL HOMBRE SIN RAZÓN. En caso de encontrarse con algún ejemplar HAY QUE INTENTAR NO MOLESTARLO, y si se puede, se debe DISFRUTAR DEL ENCUENTRO a un par de metros de distancia, ya que forman parte de un equilibrio natural realmente admirable. En caso de mordedura hay que mantener la calma, vendar con algo de opresión la zona afectada y trasladarse lo más tranquilo posible hasta un lugar donde pueda llegar una ambulancia. En España no hay más de cuatro muertes humanas al año por mordedura de víbora y suelen ser personas con algún otro tipo de patología o alergia.
La naturaleza, cada vez nota más los estragos que los humanos generamos sobre ella, los reptiles son uno de los más afectados por nuestro atrevimiento y desconocimiento. Desde FAGUS os animamos a conocer poco a poco nuestras pequeñas joyas a conservar, y la víbora hocicuda, sin duda, es una de ellas.
Fotos de Víbora Hocicuda
