Especies del mes
Mayo
Este mes os queremos hablar de las Efímeras o Moscas de mayo, por sucederse una importante etapa de su ciclo vital en esta época; además de la especie Pino Resinero o Marítimo (Pinus pinaster) , la cual empieza a remontar protagonismo en nuestros extensos pinares debido, principalmente, a la recuperación de la extracción de su resina.

Pino Resinero

El Pino Resinero (Pinus pinaster) es una especie arbórea presente en el noroeste de España (con especial abundancia en Galicia) así como en el Centro, Levante y Sur, donde su presencia es mayor en Castilla y León, seguido de Castilla - La Mancha. Puede alcanzar los 30-40 metros de altura, con un crecimiento considerablemente rápido. Los ejemplares jóvenes tienen un porte regular y una copa con forma piramidal, cambiándose por una apariencia irregular y redondeada en la etapa adulta.
Especie muy estudiada por su interés forestal, de la que se sabe que vive en suelos arenosos y muy sueltos, llegando incluso a habitar marismas en continuo cambio que pueden provocar el enterramiento casi total de algunos ejemplares. Generan unas raíces muy potentes y profundas para poder aferrarse al suelo aunque éste desaparezca temporalmente por el viento, las mareas, grandes avenidas estacionales, etc.
Pudiendo llegar a vivir 300 años, desde bien pronto con entre 10-15 años empieza el inicio de su floración. Ésta acontece anualmente entre finales de marzo y principios de mayo, madurando la piña al final del verano siguiente (pasados unos 17 meses) y no diseminándose hasta la primavera-verano del tercer año (habiendo transcurridos unos 36 meses desde la polinización). La semilla o piñón que produce, aunque sea comestible no tiene un alto valor culinario debido a su menor tamaño en comparación con el de otras especies como el Pino Piñonero (Pinus pinea). Sin embargo, su madera sí que es apreciada en la industria maderera para tablones, frisos, revestimientos, encofrados, tableros de partículas, etc., Así como por la industria bioenergética para productos de biomasa por su alto poder calorífico.
Aunque sean muchos los productos que se obtienen de la especie, quizás, el que tenga una mención especial sea su resina. Según Picardo y Pinillos (II Simposio internacional de Resinas Naturales): “En el pasado, la resina estaba claramente vinculada a la brea (en inglés “pitch”) y el alquitrán (en inglés “tar”), imprescindibles para el calafateado o impermeabilización de buques construidos en madera; aplicación que entró en crisis con el desarrollo de la construcción naval metálica a mediados del siglo XIX. No obstante, la producción de resinas se unió desde aquel momento a la naciente industria química occidental y las aplicaciones se han ido multiplicando década tras década, relevándose en importancia, pero sin que la demanda de materia prima haya dejado de aumentar en doscientos años”.
En España desde la primera fábrica de destilación de la resina en Burgos (Hontoria del Pinar, año 1833) -pasando a liderar en 1910 el comercio internacional exportando 10 millones de toneladas métricas- sufrió un apogeo hasta 1980 donde España se convirtió en otro país importador desde lugares como China, finalizando a principios del año 2000 la mayoría de explotación de nuestros pinares (a excepción de resineros puntuales en zonas como la Comarca de Coca). Información tomada de “La resinación en España: Situación y perspectivas. Álvaro Picardo 2013” (Pdf original al final del texto).
Desde 2010, con la crisis del ladrillo y el impulso por parte de expertos del sector como son las asociaciones de desarrollo rural, cooperativas forestales, fábricas de destilación, juntas vecinales, ayuntamientos, Comunidades Autónomas, Ministerio de Medio Ambiente, etc., se está volviendo a recuperar el oficio de resinero en nuestros pinares. En contra de lo que mucha gente pueda pensar, no es una “argucia política” para colocar a los albañiles en el monte”, ¡es una oportunidad de retomar el oficio! Según datos de expertos (Álvaro Picardo 2013) “La Península Ibérica puede llegar a proporcionar un tercio de la demanda europea de productos resinosos, produciendo 100.000 Tm. de resina y generando con ello actividad económica en el territorio por importe de más de 100 millones de euros y más de 5.000 empleos directos”. Esto sería posible por la cantidad de usos que tienen los productos derivados de la resina, la colofonia en un 70% (útil como aditivos de tintas de impresión, adhesivos, gomas de mascar, etc.), el aguarrás en un 28% (disolvente de pinturas, base de barnices, etc.) y la pez o brea en un 2% (impermeabilizante).
Además, desde el abandono del oficio -en concreto entre los años 2001/2010- el número de incendios de los pinares de esta especie “ha supuesto el 27% del total de los incendios ocurridos en toda España”, recordando aquí en Guadalajara, el fatídico incendio ocurrido en los pinares resineros de la Riba de Saelices, y sin duda alguna, recordando más aún a los 11 trabajadores que perdieron su vida luchando por controlar el impredecible fuego. Estos datos, no son sino más que una prueba evidente de una de las muchas labores que realizaban los resineros en el monte, manteniéndolo vigilado y protegido tanto de incendios como de plagas o enfermedades.
Sin lugar a duda, además de suponer un beneficio económico directo para los medios rurales y en definitiva para el país en conjunto, aporta muchos más beneficios que los meramente económicos. Dentro de la Península Ibérica el Pino Resinero es la segunda especie en extensión, ocupando 1.680.000 ha, de las cuales 1.060.000 aproximadamente pertenecen a masas monoespecíficas. Solo está precedido por nuestra tan preciada Encina (Quercus ilex), la cual ocupa una extensión de unas 2.890.000 ha. Pues bien, en los lugares donde habita, además de haber evolucionado al lado del hombre, también lo ha hecho dentro de los complejos ecosistemas en los que está incluido, siendo una pieza arbórea clave para los mismos. De manera indiscutible, la biodiversidad que los pinares resineros proporcionan en la naturaleza ibérica no es comparable, ¡ni de lejos!, con los cultivos forestales de especies alóctonas con los que sí puede ser comparada en cuanto a rendimientos económicos.
Como bien dijo un resinero: “Gota a Gota se llenan los Potes. Pote a Pote se llenan las Latas. Lata a Lata se llenan las Cubas. Cuba a Cuba se llenan los camiones, y con muchos camiones mejoraría la situación de muchas zonas rurales. Conclusión, toda gota cuenta.”
Por ello desde FAGUS aportamos nuestra pequeña gota, poniendo en valor esta especie para ver si entre todos podemos volver a ver pasar camiones cargados con cubas de resinas todos los veranos hacia la industria.
Fotos de Pino Resinero

Efímeras o Moscas de mayo

Las efímeras, efémeras o moscas de mayo (orden Ephemeroptera) son unos pequeños y delicados hexápodos (6 patas) considerados los insectos alados más primitivos. El nombre de efímeras hace referencia a la definición en sí del término, dado que muchas de las especies tan solo viven un día en estado adulto.
El adulto tiene dos pares de alas membranosas, las cuales son mantenidas verticalmente en reposo y siendo notablemente mayor el par anterior que el posterior. Sus patas son muy largas, en especial las delanteras. En el extremo del abdomen presentan 2 ó 3 largos filamentos. La morfología de las ninfas, es decir, de los estados juveniles, es muy variable dependiendo de los grupos y del hábitat.
El ciclo vital de las moscas de mayo es ampliamente dominado por los estados ninfales.
Las ninfas habitan, por norma general, aguas claras, rápidas y bien oxigenadas. Son insectos muy sensibles a la contaminación, por lo que su presencia en una señal fiable de la calidad óptima del agua. Llegan a vivir hasta 3 años, mudando entre 10 y 30 veces.
Una vez que las ninfas han alcanzado su tamaño óptimo, realizan una muda para salir por primera vez del agua como subadultos. Este estado es único en este grupo de insectos y se caracteriza por tener una morfología típica de adulto, pero con alas opacas o ahumadas y sin tener los órganos reproductores aún desarrollados. El subadulto, muy vulnerable a los depredadores por su errático vuelo en la superficie del agua, rápidamente se introduce en la vegetación próxima y, en pocas horas, se produce la última muda de su vida, convirtiéndose ya en adulto. Estas dos últimas mudas se suelen realizar a lo largo del mes de mayo, para la mayoría de especies, aunque algunas efémeras son más tardías, emergiendo en agosto.
Los adultos, no suelen alejarse mucho de las masas de agua en las que emergieron, ya que, además de su corta vida, son unos mediocres voladores. Tras la última muda, rápidamente han de emparejarse y copular. La cópula se produce en el aire y tras ella, en pocas horas, el macho muere. Por su parte, la hembra vive un tiempo más, pues ha de encontrar un lugar propicio para la puesta de sus huevos, iniciándose de nuevo el ciclo. Tras dicha puesta, la hembra muere.
Ocasionalmente, se pueden producir emergencias sincrónicas, es decir, que numerosas efémeras de la misma especie emergen al mismo tiempo formando enormes enjambres de apareamiento. Estos enjambres tienen un patrón de vuelo muy marcado que consiste en ascensos y descensos alternativos. Las hembras que se introducen en los enjambres para copular, son reconocidas por los machos, los cuales las atrapan, comienzan la cópula y lentamente van saliendo del enjambre.
Las ninfas de la mayoría de especies son detritívoras (se alimentan de materia orgánica en descomposición), o herbívoras. Por otro lado, los adultos tienen su aparato bucal reducido o incluso ausente, por lo que no se alimentan sino que solamente se dedican a la reproducción.
La importancia de las efímeras reside en que componen un eslabón fundamental en la cadena trófica, siendo unos insectos consumidos por la mayoría de especies depredadoras de las aguas ya sean vertebrados o invertebrados. Además, componen gran parte de la dieta de las truchas. Este hecho ha sido aprovechado desde antiguo por los pescadores, realizando moscas de pesca que imitan fidedignamente la morfología de estos insectos para así conseguir engañar a los depredadores de las efémeras.
Además, durante las emergencias sincrónicas producidas en esta época, las moscas de mayo son tremendamente abundantes en la superficie del agua, y por lo tanto muy vulnerables a los depredadores.
En la Península Ibérica hay más de 100 especies de efémeras, como Ephemera dánica o Ephoron virgo.
Son unos insectos desconocidos para muchos y, quizás por esto, crean cierta inquietud. Sin embargo, como hemos mostrado aquí, las moscas de mayo dedican su vida adulta enteramente al mantenimiento de su especie. Por lo tanto, debido al poco tiempo que viven fuera del agua, realmente es una suerte poder disfrutar de un encuentro con ellas.
Fotos de Efímeras
